El término fe, del latín fides que significa confianza, desde el punto de vista religioso se entiende en la creencia en un ser supremo (Dios o un conjunto de dioses) asociado a una serie de normas a los cuales una persona o una colectividad se acoge para regir su comportamiento moral y espiritual.
Por otra parte, la palabra fe que se abordará aquí, significa:
Una fuerza poderosa que emana del interior del ser humano capaz de ejecutar cosas prodigiosas. Está fuerza está íntimamente relacionada con el pensamiento, pero más bien tiende a ser un sentimiento intenso de confianza plena en que lo anhelado sucederá.
Fue Charles Darwin, quien en su libro EL ORIGEN DE LAS ESPECIES POR MEDIO DE LA SELECCIÓN NATURAL, abundó en el concepto de Las Leyes Desconocidas.
Desde un principio lo menciona cuando se refiere a las leyes de la variación (capítulo V). “Los resultados de las diversas leyes, ignotas u obscuramente conocidas, de variación son infinitamente complejos y variados” y más adelante continúa: “Las leyes que rigen la herencia son, en su mayor parte, desconocidas”
De otra forma que les solía llamar eran leyes misteriosas.
Las teorías de Darwin, a pesar de que recibieron una enconada respuesta del mundo eclesiástico, dieron pie a una revolución en el estudio de la vida en el mundo que ayudaron al progreso de la ciencia en este ámbito.
Los avances en la biología hoy en día son inmensos, aunque todavía existen muchos dilemas que resolver. Porque como dijo Isaac Newton:
“Lo que sabemos es una gota de agua; lo que ignoramos es el océano.”
Por otra parte, sobre lo aquí expuesto se deja entrever sutilmente en los mismos evangelios cuando Jesús habla de los conocimientos que Dios esconde a los estudiosos y revela a los iletrados, en Mateo, 11-25:
“ En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las has revelado a los niños
Jesús nació en Belem de Judea, en los tiempos que Herodes el grande era el rey del país y Octavio era el emperador de Roma. Unos magos venidos de oriente siguiendo una estrella que vieron en el cielo, se presentaron ante Herodes en Jerusalén diciéndole que el Rey de los Judíos había nacido y que ellos venían a adorarlo. Pensando que aquel nuevo rey llegaba a arrebatar su gobierno, Herodes indicó a los magos que cuando encontraran al niño se lo presentasen para el también adorarlo. Los magos por sueños que ellos tuvieron se dieron cuenta que Herodes lo que quería era matarlo. Así fue, que al llegar y encontrar la casa donde estaba el niño con su madre, se postraron ante él, le dieron los presentes que traían y se fueron por otro camino. Después un ángel enviado por Dios se presentó ante José mientras dormía y le dijo que tomara a su esposa y al niño y que partiera para Egipto donde debería morar hasta que muriera Herodes. Cuando José y María regresaron de Egipto con su hijo Jesús, se instalaron en Nazaret. Jesús ya adulto fue hacia donde se encontraba Juan el Bautista, un hombre virtuoso que predicaba en el desierto de Judea pidiendo arrepentimiento porque el Reino de los Cielos estaba cerca. Estando Juan bautizando en el río Jordán llegó Jesús con el propósito de recibir las bendiciones de aquellas aguas santificadas, no obstante, Juan se negó en un principio diciendo:
"Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?"
Pero Jesús lo convenció de que lo hiciera.
Al recibir el bautizo el cielo se abrió y el espíritu santo descendió sobre él, mientras una voz de lo alto decía:
"Este es mi Hijo amado, en quien me complazco."
Después de ayunar 40 días en el desierto, Jesús pasó a morar en Capernaúm a las orillas del mar de Galilea.
Fue así como Jesús comenzó a predicar sus enseñanzas y a curar enfermos.
En sus recorridos no usaba báculo, ni llevaba consigo dinero, ni objetos de metal, ni mucho menos una alforja llena de remedios. A los enfermos los curaba sólo con el poder de sus palabras y sus manos. Su fama se extendió rápidamente por toda la región de tal forma que lo seguían gentes de Jerusalén, de las ciudades de Decápolisnota 1 y de Judea.
Jesús, resumió la mayoría de su doctrina, en lo que se conoce como Sermón de la Montaña (Mateo Capítulo 5, 6 y 7).
Aquí establece la nombrada ahora “Nueva Alianza”.
Y la famosa frase:
“Ojo por ojo, diente por diente” de los tiempos de Moisés, es transformada: por el perdón de las ofensas, o sea, “cualquiera que te golpee en la mejilla derecha, vuélvele también la otra”.
Uno de los poderes más asombrosos que Jesús remarcó en sus enseñanzas es aquel que se realiza a través de la FE, lo ejemplifican los evangelios.
Un bonito fragmento es aquel donde un centurión romano que teniendo a su mejor criado enfermo le pide a Jesús que lo sane. (Mateo 8-5-10)
LA PALABRA INSTRUMENTO DE LA FE
5 “Y cuando entró Jesús en Capernaúm, vino a él un centurión, rogándole
6 y diciendo: Señor, mi criado yace en casa, paralítico, gravemente atormentado.
7 y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré.
8 y respondió el centurión y dijo: “Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; basta que lo digas de palabra, y mi criado será sanado”.
9 porque también yo soy hombre bajo autoridad y tengo soldados bajo mi mando; y digo a este: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.
10 Y cuando Jesús lo oyó, se maravilló y dijo a los que le seguían: De cierto os digo que ni aun en Israel he hallado tanta fe.”
11 Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham, e Isaac y Jacob en el reino de los cielos;
12 Mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el crujir de dientes.
13 Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste te sea hecho. Y su criado fue sanado
El centurión, un militar romano de creencias politeístas tiene una convicción tan fuerte que sabe que con solo una palabra del Mesías su siervo será sanado.
La enseñanza más importante es que tanto LA FE como LA PALABRA están íntimamente ligadas.
Por otra parte, se deja entrever que ya en Roma corría la creencia en una fuerza poderosa que provenía del interior del ser humano y que una persona como Jesús era capaz de hacer con ella cosas prodigiosas.
LA FE VENCEDORA NO ADMITE VACILACIONES
En el pasaje de la HIGUERA ESTÉRIL (Mateo 17-18 … 22):
18 Y por la mañana, volviendo a la ciudad, tuvo hambre.
19 Y viendo una higuera cerca del camino, fue a ella, pero no halló nada en ella, sino hojas solamente, y le dijo: ¡Nunca jamás nazca de ti fruto! Y de inmediato se secó la higuera.
20 Y al ver esto los discípulos, maravillados decían: ¿Cómo se secó al instante la higuera?
21 Y respondiendo Jesús, les dijo: De cierto os digo que si tenéis fe y no dudáis, no solo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte decís: ¡Quítate y échate al mar!, será hecho.”
22 Y todo lo que pidáis en oración, creyendo, lo recibiréis.
Aquí Jesús habla directamente de La Fe como un poder formidable, capaz de mover montañas, aunque esto se entiende en sentido figurado para explicar su portento. Por cierto, aclara que la misma hace efecto solo cuando no hay vacilaciones.
Algo que viene a la mente es que Jesús más bien estaría hablado de la Fe como una Ley Física, cosa que no la entenderían en aquellos tiempos, pero que, tendría cabida a la luz de los conocimientos actuales, siendo así, se vislumbra que podría ser comprobada por el ser humano en un futuro próximo.
LA IMPORTANCIA DEL AYUNO
En el pasaje del joven enfermo mental, Jesús habla de nuevo de la Fe como algo físico (Mateo 17-14…21)
14 Y cuando ellos llegaron al gentío, vino a él un hombre que se arrodilló delante de él, diciendo:
15 Señor, ten misericordia de mi hijo, que es lunático y padece terriblemente; porque muchas veces cae en el fuego, y muchas otras en el agua.
16 Y lo he traído a tus discípulos, pero no lo han podido sanar.
17 Y respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo acá.
18 Y Jesús reprendió al demonio, y este salió del muchacho, y quedó sano desde aquella hora.
19 Entonces, los discípulos se acercaron a Jesús aparte y dijeron: ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera?
20 Y Jesús les dijo: Por vuestra incredulidad; porque de cierto os digo que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible.
21 Pero este género no sale sino con oración y ayuno.
Aquí aparece otro ingrediente y es el que refiere al AYUNO. Esto es en efecto comprobable en la vida cotidiana: la mente está más despejada cuando no se han ingerido alimentos; por lo tanto, siendo la FE un poder que emana del interior del ser humano es importante que el cerebro, el órgano vital para la elaboración y el enfoque del pensamiento, pero con una vinculación estrecha con el sistema digestivo, en el momento de realizar un acto de fe esté ocupado solo en eso.
EL PODER DE LAS MANOS CUANDO SE TIENE FE
En Mateo, Capitulo 8, Jesús después del Sermón de la Montaña baja y cura a un leproso con las manos:
1 Y cuando Jesús descendió del monte, le seguía mucha gente.
2 Y he aquí vino un leproso y le adoraba, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.
3 Y extendiendo Jesús su mano, le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra fue limpiada.
Luego, en Mateo, Capítulo 9, se dan tres ejemplos seguidos sobre el poder de las manos como instrumentos de la fe.
Jesús, después de oír los ruegos de un padre al que se le acaba de morir una hija, se levanta y se dirige a la casa de la niña recién fallecida, pero en el camino una mujer que padecía de hemorragia uterina crónica lo alcanza y logra tocarle el borde de su manto.
Al sentir Jesús la presencia de la mujer da vuelta y viéndola a sus ojos le dice: “Ten ánimo, hija, tú fe te ha sanado”. Y en realidad así fue.
Al entrar a los aposentos de la niña muerta, Jesús conminó a la gente que estaba cerca para que se saliera, luego con solo tomarle la mano fue suficiente para que despertara.
Posteriormente, dos ciegos le siguieron para que los curara; Jesús, tocó sus ojos y de inmediato pudieron ver.
Obsérvese que el poder de las manos no solo está en Jesús que posa sus manos sobre los enfermos sino también en aquellos que teniendo fe tocan sus vestiduras.
Lo versículos del evangelio referidos se escriben a continuación;
18 Mientras él les hablaba estas cosas, he aquí, vino uno de los principales y se postró ante él, diciendo: Mi hija acaba de morir; pero ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá.
19 Y se levantó Jesús y le siguió, y también sus discípulos.
20 Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre, desde hacía doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto;
21 porque decía dentro de sí: Si solamente tocare su manto, seré sanada.
22 Mas Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: “Ten ánimo, hija, tu fe te ha sanado”. Y la mujer fue sana desde aquella hora.
23 Y cuando entró Jesús en la casa del principal, viendo a los que tocaban flautas y a la gente que hacía bullicio,
24 les dijo: Apartaos, porque la niña no está muerta, sino que duerme. Y se burlaban de él.
25 Y cuando la gente fue echada fuera, entró y la tomó de la mano, y la niña se levantó.
26 Y se difundió la fama de eso por toda aquella tierra.
27 Y cuando Jesús salió de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: “¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David!”
28 Y al llegar a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo: “¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor”.
29 Entonces les tocó los ojos, diciendo: “Conforme a vuestra ?fe os sea hecho”.
30 Y los ojos de ellos fueron abiertos. Y Jesús les encargó rigurosamente, diciendo: “Mirad que nadie lo sepa”.
Otros episodios del poder de la fe mostrados en los evangelios.
Aquel donde Jesús y sus discípulos entran al mar a pescar:
23 Y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron.
24 Y he aquí, se levantó en el mar una gran tempestad, de modo que las olas cubrían la barca; mas él dormía.
25 Y acercándose sus discípulos, le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos!
26 Y él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar, y hubo gran bonanza.
27 Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es este, que aun los vientos y el mar le obedecen?
Otro pasaje con muchas enseñanzas donde Jesús perpetra el milagro de la multiplicación de los panes y el pescado y da de alimentar a una multitud de más de 5,000 personas que lo seguían; además, Pedro camina sobre las aguas del mar, pero en un momento, al azotar muy fuerte el viento, por el miedo le sobreviene la duda y comienza a hundirse y Jesús le extiende la mano y lo reprende por haber vacilado. Y luego al llegar a la ciudad de Genesaret los enfermos al solo tocar el borde de su manto sanaban
15 Y cuando anochecía, se acercaron a él sus discípulos, diciendo: El lugar es desierto y la hora es ya pasada; despide a la multitud para que vayan por las aldeas y compren para sí de comer.
16 Y Jesús les dijo: No tienen necesidad de irse; dadles vosotros de comer.
17 Y ellos dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces.
18 Y él les dijo: Traédmelos acá.
19 Y mandó a la gente recostarse sobre la hierba; tomó los cinco panes y los dos peces, y alzando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dio los panes a los discípulos, y los discípulos a la gente.
20 Y comieron todos y se saciaron; y recogieron lo que sobró, doce cestas llenas.
21 Y los que comieron fueron como cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.
22 Y enseguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él al otro lado del lago, entretanto que él despedía a la multitud.
23 Y después de haber despedido a la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo.
24 Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas, porque el viento era contrario.
25 Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús fue a ellos andando sobre el mar.
26 Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo.
27 Pero enseguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo! ¡Yo soy, no tengáis miedo!
28 Entonces le respondió Pedro y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.
29 Y él dijo: Ven. Y descendió Pedro de la barca y anduvo sobre las aguas para ir a Jesús.
30 Mas al ver el viento fuerte, tuvo miedo y, comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame!
31 Y al momento Jesús, extendiendo la mano, le sujetó y le dijo: ¡Oh hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
32 Y cuando ellos subieron a la barca, se sosegó el viento.
33 Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: “Verdaderamente eres Hijo de Dios”.
34 Y después de cruzar al otro lado, llegaron a la tierra de Genesaret.
35 Y cuando le reconocieron los hombres de aquel lugar, enviaron la noticia por toda aquella tierra alrededor, y trajeron a él todos los enfermos;
36 y le rogaban que solamente los dejase tocar el borde de su manto; y todos los que lo tocaron quedaron sanos.
NOTA 1: Son diez ciudades de Levante, estas son: Cánata (Qanawat) en Siria; Capitolias o Dío (Beit Ras) en Jordania; Damasco (capital de Siria); Escitópolis (Beit She'an), en Israel; Filadelfia, hoy Ammán, capital de Jordania; Gádara (Umm Qais, en Jordania); Gerasa (Jerash, en Jordania); Hipo (Hippus o Sussita, en Israel); Pela (Tabaqat Fahl, Jordania); Ráfana (Abila, en Jordania).