EL REY DEIOCES Y LA DELINCUENCIA
Ocurrió hace más de 2700 años. Los habitantes de La Media que por cerca de cinco siglos habían sido vasallos de los asirios, luego de arduas batallas contra sus opresores se vieron de repente libres sin rey extranjero ni del país que impusiera autoridad sobre ellos. Fue entonces que el desenfreno y el desafuero se apoderaron de la nación.
Por suerte para los medos vivía entre ellos un gran sabio de la jurisprudencia llamado Deioces, quien debió conocer las enseñanzas de otros grandes jurisconsultos que lo antecedieron en la historia. Posiblemente conocía el código del babilonio Hamurabi y las leyes instauradas en su patria por el cretense Radamanthis
Así fue que sus coterráneos comenzaron a acudir a él para que los auxiliara en sus pleitos comunes y fue tanta su sabiduría que su fama como juez creció rápidamente por toda La Media.
Deioces que se ocupaba a tiempo completo en resolver los problemas ajenos mientras su propia hacienda lucía descuidada, decidió un día retirarse de la jurisprudencia para tomar cuenta de sus asuntos particulares
Pocos días pasaron a la renuncia de Deioces cuando en La Media volvió a campear la injusticia y la sinrazón. Cansados ya los medos de aquel pandemónium se reunieron en plaza pública y acordaron nombrar un rey, decidiendo llamar a Deioces para que ocupara tan importante cargo.
Deioces también no era un tonto en cuestiones de política y conociendo el mismo de su importancia y el ambiente que lo rodeaba ya había visualizado la posibilidad de ser el Señor de La Media y fue así que cuando los diputados de la asamblea llegaron a comunicarle la decisión de nombrarlo rey, él ya tenía pensado en las condiciones que pondría para aceptar.
Fue entonces que Deioces solicitó a los medos construirle una gran ciudad con un castillo amurallado en el centro de la misma desde donde el ejercería toda su autoridad. Esta ciudad se llamó Ecbatana, que significa lugar donde convergen todos los caminos y es la actual Hamadán ubicada a cerca de 400 kms. al sur oeste de Teherán, Irán. Otro pedimento fue conferirle una guardia especial para su seguridad. De igual forma solicitó le dejaran gobernar solo sin que los amigos y parientes le acompañaran a tomar sus decisiones.
Este último es el que llama la atención sobre la sabiduría de Deioces. Es muy probable que él como juez observara el comportamiento de gran parte de sus paisanos, los cuales, eran en buena suma, amigos de Deioces y por tanto conocía quienes tenían la facilidad para delinquir. Así pues, aun cuando Aristóteles naciera varios siglos después de su época y escribiera que la verdadera amistad sólo podía existir entre los buenos, Deioces ya conocía el significado de esta máxima y por tanto decidió poner fuera de su gobierno aquellos que llamándose “amigos” dificultaran con su inclinación por el pecado el desempeño de su reinado.
En nuestro siglo XXI las cosas no han cambiado mucho y se observa en varias naciones que la delincuencia ha tomado tal fuerza que más parece que Caos es el verdadero rey.
El narcotráfico, el crimen organizado, las pandillas juveniles y otros fenómenos conviven en los países y la delincuencia crece como un monstruo de múltiples cabezas de tal manera que para acabar con ella se necesitaría de varios Deioces.
Otra situación que debe considerarse es que en aquella época antigua los códigos de justicia eran formidablemente estrictos. La pena de muerte era muy común entre los pueblos y se aplicaba aun para delitos que al día de hoy se considerarían de poca cuantía.
Deioces gobernó por más de cincuenta años su país, tiempo en el cual los medos comenzaron a cimentar un imperio que después dominaría el mundo conocido de aquella época. Los descendientes de este rey fueron los que introdujeron la división de la milicia en diferentes cuerpos, tales como infantería, caballería etc pues según Herodoto antes los ejércitos iban a la guerra mezclándose los hombres de a pie como los de a caballo sin reparar en un orden alguno.
Resulta sorprendente que siendo la guerra el oficio principal de todas las tribus que conforman el linaje humano fuera hasta la hegemonía mundial de los medos que se inventara este artificio militar.
Este Monarca fue tatarabuelo de la madre de Ciro el Grande, iniciador del imperio persa, destruido por Alejandro el Magno después de dominar por siglos el Asia, casi todo el Norte de África y parte de Europa.
No obstante, la decisión de Deioces de hacer de La Media un país poderoso, como en efecto se convirtió, se basó en colocar la ley por encima de todo, incluyendo la amistad misma.
Marco Ousías
© 2007
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